Dice Juan Villoro que una historia bien contada siempre termina con un silencio estremecedor. Hace un mes J. y yo nos sentamos, muy desprevenidos, a ver Boyhood. Sabíamos que era una buena película y que había conseguido un premio, pero sólo teníamos una idea vaga de su argumento. El caso es que la echamos a correr y durante las tres horas que duró yo contuve la emoción varias veces. Cuando la cortina de los créditos comenzó a rodar en la pantalla, nos quedamos envueltos en ese silencio al que se refiere Villoro. Seguir leyendo